Lo que leerás a continuación no es un resumen ni un análisis de la obra de Nietzsche, sino el capitulo correspondiente en el que, el filósofo alemán, trata sobre la noción de justicia y justo (atención a las palabras en color azul). Disfruta la lectura y luego analízala.
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De la picadura de la víbora
Un día habíase quedado
Zaratustra dormido debajo de una higuera, pues hacía calor, y había colocado
sus brazos sobre el rostro. Entonces vino una víbora y le picó en el cuello, de
modo que Zaratustra se despertó gritando de dolor. Al retirar el brazo del
rostro vio a la serpiente: ésta reconoció entonces los ojos de Zaratustra, dio
la vuelta torpemente y quiso marcharse. «¡No, dijo Zaratustra; todavía no has
recibido mi agradecimiento! Me has despertado a tiempo, mi camino es todavía
largo». «Tu camino es ya corto —dijo la víbora con tristeza— mi veneno mata».
Zaratustra sonrió. «¿Cuándo se ha visto que un dragón haya muerto por el veneno
de una serpiente? —dijo. ¡Pero toma de nuevo tu veneno! No eres bastante rica
para regalármelo». Entonces la víbora se lanzó otra vez alrededor de su cuello
y le lamió la herida.
En una ocasión en que
Zaratustra contó esto a sus discípulos, estos preguntaron: «¿Y cuál es la
moraleja de tu historia, maestro?» Zaratustra respondió así:
Los buenos y los justos
me llaman “el aniquilador de la moral”, pues mi historia es inmoral.
Si vosotros tenéis un
enemigo, no le devolváis bien por mal: pues eso lo avergonzaría, sino demostrad
que os ha hecho un bien.
¡Y es preferible que os
encolericéis a que avergoncéis a otro! Y si os maldicen, no me agrada que
queráis bendecir. ¡Es mejor que también vosotros maldigáis un poco!
¡Y si se ha cometido
una gran injusticia con vosotros, cometed vosotros enseguida cinco injusticias
pequeñas! Es horrible ver a alguien a quien la injusticia lo oprime solo a él.
¿Sabíais ya esto?
Injusticia dividida es justicia a medias. ¡Y solo debe cargar con la injusticia
aquel que sea capaz de llevarla!
Una pequeña venganza es
más humana que ninguna. Y si el castigo no es también un derecho y un honor
para el prevaricador, entonces tampoco me gusta vuestro castigo.
Es más noble quitarse a
sí mismo la razón que mantenerla, sobre todo si se la tiene. Solo que hay que
ser bastante rico para hacerlo.
No me gusta vuestra
fría justicia; y desde los ojos de vuestros jueces me miran siempre el verdugo
y su fría cuchilla. Decidme, ¿dónde se encuentra la justicia que sea amor con
ojos clarividentes?
¡Inventad, pues, el
amor que soporta no solo todos los castigos, sino también todas las culpas!
¡Inventad, pues, la justicia que absuelve a
todos, excepto a los que juzgan!
¿Queréis oír todavía
otra cosa? En quien quiere ser radicalmente justo, en ése incluso la mentira se
convierte en afabilidad con los hombres.
¡Mas, cómo voy yo a
querer ser radicalmente justo! ¡Cómo puedo dar a cada uno lo suyo! Basta en
esto: yo doy a cada uno lo mío.
¡En fin, hermanos,
cuidad de no ser injustos con ningún eremita! ¡Cómo podría olvidar un eremita!
¡Cómo podría él resarcirse! Cual un pozo profundo es un eremita. Es fácil
arrojar dentro una piedra; mas una vez que ha llegado al fondo, decidme, ¿quién
quiere sacarla de nuevo?
¡Guardaos de ofender al
eremita! Pero si lo habéis hecho, entonces ¡matadlo también!
Así habló Zaratustra.
Obra: Así habló Zaratustra
Capítulo: De la picadura de la víbora.
Autor: Friedrich Nietzsche
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